La antigua fábrica de acrílico se transformó en uno de los primeros edificios verticales de la zona, conservando su estilo para destacar el uso de materiales como el acero y el ladrillo.
El proceso de integración fue pieza clave para el proyecto. Inicia con una gran plaza donde los usuarios podrán acceder por vehículo, peatonal o ciclista, para abrirse a la calle lateral Roncopollo, que se caracteriza por áreas verdes y de convivencia, terrazas así como diferentes espacios comerciales, de oficinas y salón de eventos.